Septiembre, sus luces y sus sombras

Vertiente, Bernardo Elenes Habas

Emotivo ceremonial republicano de Izamiento de Bandera en el inicio del mes de la Patria, presidió el alcalde de Cajeme Javier Lamarque.-

En la narrativa de la historia del Municipio, se recuerdan los asesinatos del presidente municipal electo José Moreno Almada, y del diputado Eduardo Castro Luque.

Septiembre tiene la magia histórica de la libertad.

Tiempo en que se reafirman valores patrios, el amor por las raíces de una Nación a la que han cantado con fervor y profundidad poetas como Ramón López Velarde, y con galanura y colorido desbordado Ricardo López Méndez.

En Cajeme, se abrió el amanecer del 1 de septiembre de 2022, con el cumplimiento de los ordenamientos cívicos, exaltando el solemne ceremonial de izamiento de la monumental Bandera, a cargo de la Banda de Guerra del 60 Batallón de Infantería y elementos de tropa, en la plaza Álvaro Obregón, frente a Palacio Municipal, remarcando el 212 aniversario del inicio de la Independencia.

En ese marco patriótico, el alcalde Javier Lamarque Cano dirigió un mensaje, precisando que “en septiembre hubo acontecimientos que definieron y construyeron a la Patria, a nuestro país, a México. Por supuesto todos recordamos el inicio de la lucha por la Independencia, encabezada por un puñado de hombres y mujeres heroicas, con pasión, con amor, con visión para construir un país nuevo, un país hermoso, un país grande que ahora es México”.

Pero septiembre, tiene también, singularidades en Cajeme, porque lo convierten en un mes de efemérides trágicas en el campo político.

Fue en 1937, un 3 de septiembre, cuando murió por un disparo de pistola, el alcalde electo José Moreno Almada, quien debería tomar posesión al frente del Municipio el día 16 de ese año.

Moreno Almada al llegar a las instalaciones de la Presidencia Municipal (ubicadas en esos días en calle 5 de Febrero, entre Hidalgo y Guerrero, a cargo del mayor Felipe Ruiz quien cubría un interinato), para solicitar la libertad de algunos de sus seguidores que habían sido encarcelados acusados de difundir propaganda política en contra de la Administración, fue muerto de un certero balazo, supuestamente disparado por el jefe de Policía, Enrique Ceceña, al percibir –dijo en sus declaraciones- un movimiento del alcalde electo con la intención de sacar su arma, pues había llegado con un comportamiento agresi

Otro crimen imborrable de la narrativa cajemense, fue el cometido contra el diputado electo Eduardo Castro Luque, el 14 de septiembre de 2012, faltando dos días para que rindiera protesta en el Parlamento Local.

Eran las 8:30 de la noche del 14 de septiembre, cuando la sed de poder descargó su calculada frialdad metálica, a través de un asesino a sueldo, en Eduardo Castro Luque.

Las balas vomitadas por una pistola calibre .45, cegaban la vida en el umbral de su hogar al diputado electo postulado por el PRI, quien estaba listo para rendir protesta en dos días más ante el seno del Congreso local en Hermosillo, como integrante de la LX Legislatura, al lado de los también diputados cajemenses Luis Alfredo Carrasco Agramón, Abel Murrieta Gutiérrez, Abraham Montijo Cervantes. A cuya ceremonia no llegó…

Le impidieron jurar cumplir y hacer cumplir las leyes a favor del pueblo de Sonora, el arma accionada no solamente por el cruel homicida, sino por mentes enfermas de ambición, subyugadas por un sistema inmerso en la corrupción que los alentaba llegar al tejido del poder público a través de una brecha retorcida, para saciar ambiciones ciegas…

Le saludo, lector.